ANTONIO GARCÍA BARÓN, EL PRESO NÚMERO 3422

Por Víctor Longares Abaiz


En episodios anteriores (Aragoneses en Mauthausen) hemos hablado ya de los aragoneses presos por los nazis, tras la guerra civil española. Una de las historias más curiosas es la del que fue el guerrillero más joven la Columna Durruti, con tan solo 14 años. Se trata de Antonio García Barón, nacido el 10 de mayo de 1922, en Monzón. 

Según contó en una entrevista a Alfonso Daniels (El Mundo)[1], “[Buenaventura Durruti] pasó por mi pueblo de Monzón, en Huesca, durante la primera semana de la guerra y estuvo detenida unas horas. No podían recuperar el pueblo cercano de Siétamo hasta que tres muchachos, entre ellos yo, lo tomamos con líquido inflamable. Cuando Durruti se entera de lo que pasó, me llama y allí comenzó una amistad hasta el final.”

Antonio fue reclutado por el famoso anarquista Buenaventura Durruti, para formar parte del ejército de 3.000 hombres, conocido como Columna Durruti, que llevó a cabo importantes acciones operacionales en Aragón y Catalunya, luchando contra los sublevados.

Cuando ya se vislumbraba el triunfo franquista, Antonio cruzó a Francia el 10 de febrero de 1939. Allí fue internado en el campo de concentración de Vernet d´Ariège, de donde escapó en octubre, para enrolarse en el ejército francés. Fue enviado a la V Compañía de Armas de Cambrai, formada por extranjeros, para defender la Línea Maginot. Combatió con los alemanes, pero marchó para intentar huir a Inglaterra. Sin embargo, fue detenido y enviado a Nuremberg, en la primavera de 1940. El 6 de agosto de ese año, fue enviado al campo de concentración de Mauthausen, donde ingresó con el número 3422.


El campo de Mauthausen fue el que mayor número de españoles recibió, todos ellos con la condición de apátridas, ya que Franco y Serrano Suñer habían retirado la nacionalidad española a todos los que habían sido capturados por los nazis[2].

Tras la liberación de Mauthausen, no pudiendo regresar a España, marchó a París. Allí, se afilió a la Confederación General del Trabajo (CGT) y consiguió trabajo en la compañía discográfica Pathé-Marconi, gracias a la influencia de un amigo comunista. Con ese sueldo y una pensión que recibía del estado francés por ser un deportado, estuvo viviendo 5 años en París. Durante ese tiempo, intentó, sin éxito, emigrar a Argentina, Chile o Uruguay, países que no le respondían a su solicitud de visado.

Sí que tuvo suerte con Bolivia, hacia donde embarcó en el buque Campana, desde Marsella, en 1951. En Bolivia, se alojó en la localidad de Rurrenabaque, donde la mayoría de los habitantes eran guaraníes. Sin embargo, su anticlericalismo le hizo chocar enseguida con el párroco, que era de origen alemán. Este le consiguió hacer el ambiente irrespirable entre los habitantes del pueblo y decidió marcharse otra vez.

En diciembre de 1953, junto a su pareja Irma, construyeron una choza, a 60 kilómetros de Rurrenabaque, en el río Quiquibey. Allí, vivían de lo que cultivaban e intercambiaban en el pueblo de San Buenaventura, no aceptando nunca dinero por los productos que les llevaban, sino ropa y herramientas. Poco a poco, el ejemplo de Antonio hizo que algunos indígenas se instalasen con el matrimonio, que llegó a tener cinco hijos. La aldea llegó a superar los 50 habitantes y cultivaban maíz, arroz, café y cacao. Criaron gallinas, patos y cerdos, que tenían libres durante el día.

Esta comuna libertaria fue bautizada como República de Quiquibey, en 1995, por el periodista Manuel Leguineche, que publicó su biografía en un libro[3], tras entrevistarlo. Antonio nunca aceptó los 6.000 dólares que Leguineche le ofreció por los derechos del libro. “Nunca aceptaré dinero por contar la historia de las millones de víctimas del nazismo.”, le dijo.

Solo regresaba a su tierra para dar charlas. A Monzón fue a inaugurar una biblioteca, pero rechazó cualquier homenaje, diciendo: “Prometí antes de cumplir los 17 años en la frontera francesa, con un arma en la mano, volver a España un día para decir la verdad sobre lo que esa chusma, la Iglesia, hizo y la cumplí.”

El guerrillero más joven de la Columna Durruti, número 3422 en Mauthausen y fundador de la República de Quiquibey murió en Bolivia el 17 de noviembre de 2008, dejando un grato recuerdo en todos los que vivieron con él. En el siguiente enlace se pueden ver algunos vídeos con fragmentos de entrevistas concedidas por Antonio García Barón: Entrevistas a Antonio García Barón .

Manuel Leguineche publicó su biografía en el libro El precio del Paraíso. Este título sirvió a La Ronda de los Chotos de Embún para titular la canción con la que homenajearon a Antonio:


https://youtu.be/R390DNJIMrk




[1] Suplemento CRÓNICA, número 656, EL MUNDO. 11 de mayo de 2008.

 

[3] MANUEL LEGUINECHE. El precio del paraíso. De un campo de exterminio al Amazonas. Ediciones B, Barcelona 2016.


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