LA CONSPIRACIÓN DEL DUQUE DE HÍJAR EN 1648

Por Víctor Longares Abaiz


Como hemos explicado en otros artículos (1), el descontento con el reinado de Felipe III de Aragón (IV en Castilla) era cada vez mayor en todas partes. Se encontraba metido en múltiples guerras, todas ellas de larga duración, que le llevaban a estar enfrentado a casi todas las potencias europeas:

La Guerra de los Treinta Años (1618 – 1648)
La Guerra de la Independencia de Holanda (1568 – 1648)
La Guerra contra Francia (1635 – 1659)

Todas estas guerras suponían un enorme desgaste tanto económico como demográfico, en una época en la que los reinos peninsulares no se habían recuperado de la grave crisis que había supuesto la expulsión de los moriscos (1609 – 1613). La pérdida de población que supuso la marcha de estos (unas 300.000 personas) fue acompañada del desmantelamiento de los sectores económicos que estos ocupaban en algunos lugares.

Felipe III de Aragón (IV en Castilla), apodado el Rey Planeta.

Por eso, el reclutamiento constante de soldados para guerras sin solución, así como la mayor recaudación de impuestos para financiar todas estas guerras, aumentaban un descontento generalizado, que ya era muy grave debido a la crisis económica y la carestía de alimentos. El monarca había tenido que sofocar ya algunas rebeliones locales, como la de Vizcaya, en 1632.

En 1640, este descontento estalló en diversos lugares y se rebelaron contra el rey Portugal, Catalunya, Nápoles, Palermo y Andalucía. En Aragón, se acusó al Duque de Norchena, Virrey de Aragón, de apoyar la causa catalana, por lo que fue encarcelado, muriendo en prisión al poco tiempo.

El descontento era evidente y aquí es donde aparece en escena Don Rodrigo de Silva Mendoza y Sarmiento, duque consorte de Híjar. Este noble estaba bien relacionado en Madrid, aunque no contaba con la simpatía del Conde-Duque de Olivares, el todopoderoso valido del rey. A pesar de ello, quiso aprovechar sus relaciones en la Corte, para ayudar a los intereses de Aragón. De esa manera, encabezó una comisión de diputados del Reino, que reclamaba que se perdonase a Aragón la deuda de 150.000 ducados atrasados y se le librase de las cargas militares momentáneamente.

Don Rodrigo de Silva Mendoza y Sarmiento era Duque consorte de Híjar, por su matrimonio con Doña Isabel Margarita Fernández de Híjar.

Con el paso de los años y a pesar de los intentos del rey de ganarse la simpatía de los aragoneses, el descontento en Aragón era similar al de los otros estados del monarca. Por eso, en 1648, el Duque de Híjar tramó una complicada conspiración, para independizar Aragón. Se trataba un proceso por fases, en las que se irían consiguiendo diferentes objetivos:

El Duque de Híjar sería entronizado como rey de Aragón.

Francia admitiría la independencia de Catalunya. 

Lleida y Tortosa pasarían a ser aragonesas. 

Navarra, Rosellón y Cerdaña pasarían a ser francesas. 

Portugal ayudaría económicamente. 

Comprarían al ejército que estaba luchando en Catalunya y lo integrarían en el ejército de Aragón. 

Atacarían Castilla. 

Ayudarían a Portugal a independizarse, entregándole Galicia.

Para la conjura, contaba el Duque de Híjar con la ayuda de personajes de la Corte, como Carlos de Padilla, Pedro de Silva y Domingo Cabral. Carlos de Padilla iba a ofrecerse a viajar a Francia para negociar con el cardenal Mazarino una paz a la guerra que mantenían contra ese país. Domingo Cabral viajaría a Portugal con la excusa de descubrir una trama portuguesa que supuestamente iba a apoderarse de Cádiz. En ambos viajes, cerrarían los tratos con el reino de Francia y con Juan IV de Portugal.

El cardenal Mazarino fue primer ministro de Francia desde 1642 hasta su muerte en 1661.

Cuando todo estaba en marcha, un criado de Carlos de Padilla delató el plan a Luis de Haro, primer ministro del rey, que preparó un duro castigo para ellos. Fueron apresados y sometidos a tortura. El Duque de Híjar fue condenado a cadena perpetua, falleciendo en prisión en León (al negarse a confesar su participación, no se le pudo condenar a muerte). Carlos de Padilla y Pedro de Silva fueron ejecutados el 5 de diciembre de 1648 en la Plaza Mayor de Madrid. Domingo Cabral ya había fallecido en prisión durante los tormentos.

No sabemos si el plan hubiese funcionado, habida cuenta de la debilidad de Castilla y de los múltiples frentes en que tenía repartidos sus ejércitos. Tampoco sabemos si Francia y Portugal habrían cumplido con su papel.

A pesar de la guerra y la represión, el descontento no menguó en ninguno de los estados de la monarquía Habsburgo, el rey continuó inmerso en sus largos conflictos sin solución y, por si tenía pocos problemas, en 1655, Inglaterra también le declaró la guerra.



(1) https://episodiosaragoneses.blogspot.com/2020/07/el-principe-baltasar-carlos-y-zaragoza.html

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