SEGEDA, EL PUEBLO QUE CAMBIÓ EL CALENDARIO

Por Víctor Longares Abaiz


Cerca de la localidad zaragozana de Mara se encuentran las ruinas de Segeda.


En el año 154 a.C., Segeda era una de las ciudades más importantes de toda la Celtiberia. Estaba habitada por el pueblo de los belos y su influencia era creciente, como nos muestra el hecho de que acuñaba su propia moneda. Era una ciudad en expansión, que comenzó a construir una nueva muralla, algo que alertó enseguida a Roma, que temía que se crease un foco de resistencia que acogiese a los habitantes de otros poblados. Por eso, mandó una delegación a exigir que se detuviesen las obras, algo a lo que los segedanos se opusieron de manera tajante.

Roma vio esta actitud como una seria amenaza. Consideraba que, si no actuaba, sería visto como un signo de debilidad por parte del resto de pueblos celtíberos. Por eso, el Senado consideró urgente el envío de un cónsul que comandara varias legiones, para detener la osadía de los segedanos y que los hispanos viesen la determinación de Roma ante la mínima insubordinación.

Sin embargo, se planteaba un problema, ya que a comienzo del año era cuando se elegían los cónsules. Esto no iba a suceder hasta marzo, que era el mes en que comenzaba el año, por lo que el cónsul que se enviase a Segeda tardaría bastante más en llegar a Hispania y, probablemente, ya fuese tarde.

Así que, el Senado decidió adelantar las elecciones consulares a enero y, con ello, el comienzo del año. Por eso, el año 153 a.C. fue el primero que comenzó en enero, en lugar de hacerlo en marzo. Así, Roma celebró elecciones el 1 de enero y envió a Segeda al recién elegido cónsul Quinto Fulvio Nobilior, al mando de 30.000 hombres.

Segeda fue derrotada y los belos, sus habitantes, se dispersaron, refugiándose en el territorio de los arévacos.

Las legiones romanas eran imparables y acabaron conquistando toda la Península Ibérica. Sin embargo, el cambio que la rebelión de Segeda provocó en el calendario se mantiene hasta hoy. El único rastro que podemos ver del antiguo calendario está en el nombre de los cuatro últimos meses de nuestro calendario, ya que septiembre, octubre, noviembre y diciembre marcan, con su denominación, el puesto que ocupaban antes del año 153 a.C.


PARA SABER MÁS

Montenegro Duque, Ángel; Blázquez Martínez, José María y Solana Sáinz, José María (1999). Historia de España. 3. España romana. Editorial Gredos. Madrid.

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