LA CORONA DE ARAGÓN NACIÓ EN HUESCA

Por Javier Bueno Aragüés


Es de sobra conocido que el matrimonio entre la infanta Petronila de Aragón y el conde de Barcelona Ramón Berenguer solucionó la continuidad real y dio origen a la Corona de Aragón, constituyendo así un hecho crucial en la historia del Reino. El contrato matrimonial establecido solventó de forma eficaz y oportuna la trasmisión de poder y resolvió, de forma directa, la ardua cuestión del testamento de Alfonso I el Batallador.

Mucho se ha escrito sobre las connotaciones históricas y la repercusión que tuvo este matrimonio, generándose multitud de teorías. Muchas son lanzadas desde el desconocimiento y otras buscan justificación para implantar su propia visión ideológica de la historia. Sirvan como ejemplo aquellas que tratan de arrebatar, desde la fecha en que se firmaron los esponsales en Barbastro, la dignidad real a Ramiro II, o incluso aquellas que ven en esta unión una coalición Catalano-Aragonesa, aún cuando Cataluña no existía como sujeto jurídico. La pretensión de este artículo no es otra entonces que aportar los datos y la documentación oportuna para no dejar sitio a la especulación, de tal forma que quede demostrada la preeminencia que en todo momento tuvo el Reino de Aragón. 

Los pactos establecidos entre Ramón Berenguer y Ramiro II regularon el uso de la potestas regia, estableciéndose estos de acuerdo con la norma jurídica aragonesa. De esta manera el conde de Barcelona acogía el linaje de los Sanchos de Aragón. Se cedía el gobierno, pero no se trasfería la dignidad real en ningún momento, como así se expresa en el segundo documento pactado entre ambos “Licet regnum tibi tradam, tamen dingnitatem meam non ammito” (aunque te entregue el reino, no renuncio a mi dignidad). Una vez firmados los acuerdos, y por orden de Ramiro II, juraron los aragoneses fidelidad a Ramón Berenguer.

Ramón Berenguer, recibidos los juramentos de sus vasallos aragoneses, regresó a Barcelona para desde allí asumir la difícil gobernación de Aragón, donde la desarrollada personalidad de sus gentes no facilitaba las cosas, como tampoco lo hacía la presencia de los musulmanes de Lérida entre ambos territorios. A pesar de las dificultades, realizó una gestión eficaz, respetando la autonomía propia de ambos estados, los cuales no quedaron sujetos en ningún momento, a ninguna administración común.

Zanjado el tema de la potestas regia, nos queda por abordar el del nombre dinástico que recibirá el heredero del reino de Aragón y del condado de Barcelona.

La fecha de la celebración de la boda entre Petronila y Ramón Berenguer, aunque discutida, se fija en 1150. De este enlace, nacerá el primer rey de la Corona de Aragón y es, precisamente aquí, con el nacimiento del infante Alfonso, donde encontramos datos reveladores acerca del tema que nos ocupa.


El nombre de Alfonso

Resulta muy interesante el hecho de que Alfonso II naciera en Huesca en el año 1157, como así lo indica un documento de 1158. Petronila, al parecer, tenía claro que su heredero, como no podía ser de otra manera, tenía que nacer en Aragón, concretamente en la que en ese momento seguía siendo la ciudad más importante del reino, Huesca. De esta forma, rodeada de cronistas que certificaron que de su vientre salió el verdadero heredero del Reino de Aragón y del Condado de Barcelona, nacía en el palacio real Alfonso II. De todas estas crónicas, existe una que nos aporta un dato muy interesante, ya que indica que el niño se llamó Alfonso ante la oposición de su padre que lo llamó Raimundus. Esta afirmación podemos corroborarla en la documentación de la época, donde en algunas ocasiones, cuando todavía era un niño, se le llama Ramón.

La documentación a la que nos referimos se sitúa en los comienzos de la Corona de Aragón. En primer lugar, encontramos el Acuerdo de Nájima de 1158, donde se refieren a él como Raimundo, hijo primogénito del conde de Barcelona. También en el testamento de su padre, Ramón Berenguer, donde este lega sus condados a su hijo “Raimundo” en 1162. Hemos de tener en cuenta la edad del infante en ambos casos, en el primero contaría con apenas un año y en el segundo con cinco. En contraposición a esto, Ramiro II se refería a él como “Alfonso, hijo del conde de los Barceloneses”. Petronila llamó siempre a su hijo Alfonso, como así lo demuestra toda la documentación con la que contamos que a él se refiere. Muy interesante es el documento de donación del reino en favor de su hijo, donde la propia reina dice que su hijo Alfonso es llamado Ramón en el testamento de su padre.

Una vez Alfonso II llego al poder, toda la documentación, sin excepción, presenta el nombre de Alfonso, en su forma latinizada Ildefonsus. No existe ningún documento en el que adopte el nombre de Raimundus, prevaleciendo así el nombre dinástico utilizado en el Reino de Aragón.



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