EL COMPROMISO DE CASPE. OPINIONES Y RESPUESTAS

Por Alberto Percal



Colegiata de Santa María la Mayor (Caspe)

Durante lo sucedido entre 1410 y 1412 con la muerte de Martín I hasta la decisión de nombrar a un rey, entre los ilustres de los estados de la Corona de Aragón hubo opiniones diversas ante los acontecimientos que venían ocurriendo y respuestas de los parlamentarios a las solicitudes que se sucedieron. Aquí queremos dejar algunos ejemplos que ponen en contexto esos hechos que venimos relatando.

Antes de la muerte del rey, se estaban celebrando las Cortes del Principado en Barcelona y de allí se “...deliberaron que de cada estado se nombrasen personas para que supiesen del rey si era su voluntad que el sucesor de la corona real de Aragón se declarase por justicia…

De Jaime de Aragón, conde de Urgel se opinaba en Catalunya “...que generalmente era muy amado en Catalunya porque era tenido por benigno, franco, liberal y sencillo y muy verdadero príncipe y de grande y muy hermosa estatura…”

La reina Violante de Aragón, en nombre de su hijo y nieto Luis, propuso “que con mucha instancia se pidió que no interviniesen en aquel ayuntamiento las personas que eran sospechosas a las partes y no se diese lugar que tuviesen voto en lo que tocaba a la declaración de la sucesión…

De cómo los embajadores del rey Juan II de Castilla hicieron palabras en el parlamento de Catalunya, considerando al infante Fernando de Castilla legítimo poseedor, “...por cuanto los dichos reinos e dignidades reales e señoríos e tierras eran debidas e pertenescían al infante por su propio derecho…” Y de cómo se le respondió por el parlamento: “… que le fuese lícito o permitido dar al señor infante ni a otro competidor posesión alguna… hasta que fuese visto e deliberado por justicia por los reinos y tierras de la corona real de Aragón...

De las opiniones que tenían los partidarios del Arzobispo de Zaragoza (defensores de Fernando de Castilla) que resultó muerto, por los partidarios del conde de Urgel: “ Así fue, poco a poco, perdiendo estimación y reputación (el conde) como más propinco sucesor de la casa real por línea de varón… comenzaron a menospreciarle y aborrecerle los más como tirano, y desconfiar de la parte que se había usurpado…

Después de enviar embajadores de Catalunya a Castilla para procurar sacasen las tropas, e invitar también a otros extranjeros que saliesen, se realizará nuevo requerimiento del parlamento de Catalunya: “…tuviera por bien de mandar salir de todos los reinos desta corona las compañías de gente de armas de Castilla…”, la respuesta del infante D. Fernando (de Castilla) a Catalunya: “...y no dejaba pariente varón legítimo tan cercano como él; y todos le aconsejaban que le pertenescía claramente el derecho de la sucesión, y que debía tomar la posesión de los reinos y tierras de esta corona.”

¿Qué opinión tenían de los acontecimientos y de las armas que se venían mostrando cada vez más poderosas? “...tenía tanta fuerza que inducía a muchos que no se osasen declarar por ninguno de los competidores… estaban con grande temor de caer en las manos y poder del que fuese superior por las armas; y temían que se había de pasar peligro con mucha afrenta si el conde de Urgel fuese preferido por justicia, o quedase vencedor”.

Del parlamento de Alcañiz se respondió ante las instancias recibidas, “que si los del parlamento de Tortosa ponían remedio que de la parte de Gascuña no entrase la gente de armas… ellos proveerían que aquella gente de armas que había de entrar de Castilla no entrase… se tendría orden que todos los extranjeros que estaban en Aragón saliesen fuera”.

De la protesta que hicieron los reunidos en Mequinenza a los de Tortosa por los elegidos en Alcañiz en tomar la decisión por justicia, “...no eran personas convenientes ni idóneas o mayores de toda excepción, antes los tenían por sospechosos y eran tales que no podían resultar de su determinación verdadero examen y discusión de la justicia…

De nuevo requirieron los de Tortosa al infante Fernando de Castilla que sacase de Aragón la gente de guerra, y la opinión que de ello había, “...el conde de Urgel iba juntando de diversas partes gente de guerra… con fin de dar favor a sus servidores y aliados en los reinos de Valencia y de Aragón… no les ofendía tanto que tuviese aquella gente; y ponían gran fuerza en que el infante mandase salir de estos reinos las compañías de armas que habían entrado de Castilla...” (1)

Y para terminar la opinión que ya aborrecía con el temor de algunos. “Por otra parte, aunque los más temían el reino y tiranía del conde si le usurpase por las armas, otros no amaban la confianza y ufanía de la nación castellana; y aborrescían el yugo y mando de privados, y aquella forma y manera de gobierno a que se habían de reducir sus leyes y costumbres”.

 

(1) Que hubiera tropas catalanas en Catalunya no debía de extrañar, si exceptuamos las de Gascuña. Que se juntasen podría ser poco favorable al entendimiento, pero en Castilla se preparaban también y se juntaban, y no se pidió que allí en Castilla no se juntasen.

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