Por Alberto Percal
Como bien nos recuerda Don Ignacio de Asso, la principal
consecuencia “fue para la población” en la denominada Guerra de Sucesión, y
añade “que por su tenacidad supuso un duro golpe que lastimó sobremanera” y
añado, "los censos". De esta Guerra poco se ha escrito desde Aragón. La timorata Universidad de Zaragoza ha continuado vetando el tema. Solo el
valor de ciertos historiadores, ya con el título en mano, ha roto tímidamente
la tendencia. Apenas hay un libro editado hace pocos años y algún estudio concreto
con poco aporte. Hay que buscar por otras fuentes, como la publicación de las
“Gacetas” encontradas en una población de Teruel y la historia novelada “La
Carrasca hendida”, de Miguel Martínez Tomey. Y hasta aquí podemos relatar: nada desde Aragón. Es
vergonzoso que la situación siga así. Esto que ahora retomo lo escribí ya hace
más un año. Y nada nuevo bajo el sol.
Como recurso, podremos acudir a la bibliografía
catalana. Allí se han esmerado en dedicar esfuerzos, intelectuales y económicos a investigar. Al fin y al cabo fuimos unidos a la misma tragedia. Ellos con
valor la recuerdan, pero aquí en Aragón seguimos agachando la cabeza. Una de las informaciones
que en su día buscamos, por poner un ejemplo, era conocer los exiliados de esta
Guerra y ver si hubo aragoneses, y sí, los hubo, unos cuantos referenciados,
descritos de forma bastante minuciosa. Pero nada de la relación de los censos y
la tenacidad que nos recuerda Don Ignacio. Por ello, había que ser más
crítico y seguir investigando. ¿Qué población había antes, en 1700? ¿Se puede
conocer? Sí, es cuestión de querer hacerlo y tener ganas de ello. Hay un estudio
sobresaliente que puso sobre la mesa los datos. ¿De dónde? No debería ser
escandaloso acudir a fuentes que sí están intactas. Se conoce la destrucción de
archivos durante la Guerra denominada de Sucesión, cuyo nombre bien podría
cambiarse por el de Independencia. ¿No fue lo que perdimos? A la actualmente
llamada de la Independencia, políticamente manoseada desde el siglo XIX por
“intelectuales” pasar a denominarla Guerra contra el Francés. Ni siquiera España
existía para entonces. La tuvieron que inventar, la monarquía borbónica ejerció
el poder en los territorios de los diversos reinos solo y exclusivamente desde
el Consejo de Castilla, con sus leyes, sistema fiscal, su moneda, su simbología
y su administración.
Ante esta caída censal de población, se escribe desde hace
unos años (y son cortas y pegas como si ya fuese sustancia verdadera), que se realizaron solo y exclusivamente
para conocer quiénes podrían seguir pagando impuestos. Vamos, que los pobres
estarían excluidos, cosa que en el censo de 1723 en la ciudad de Zaragoza sí se
les tuvo en cuenta y además no eran mucho más que un porcentaje en la media
de otros cálculos censales. Además, que sepamos, estos censos siempre se
realizaron con la misma intención, conocer la población, condiciones sociales y
calcular la recaudación, nada nuevo. Habría que echar mano también a los
estudios epidemiológicos para conocer también otras causas y de eso sí hay
información también. La hemos estudiado y los datos no aportan mucho más que
bajas cotidianas y normales como en otras contiendas, al menos en lo referente
a Aragón. Entonces, con lo poco que nos dice Don Ignacio de Asso al respecto
("lastimó la población"), lo que publicaron los borbónicos Melchor de Macanaz,
Vicente Bacallar y Sanna… los conocimientos de como hasta la fecha se aplicaba
la ejecución y exterminio del contrario, no nos cabe ninguna duda de la
crueldad y odio que, sobre la población desafecta al Borbón, provocó esta
contienda. La eliminación y asimilación a Castilla a partir de 1707, sin
terminar la guerra, no debió de satisfacer a muchos aragoneses. Hay que tener en
cuenta que hasta 1725 no se produce el perdón general y, con todo, muchos
exiliados no volvieron.
Hay también algunos estudios de poblaciones. Lugares de
Aragón, donde ¡¡se conservan archivos!! y no han sido arrancados de cuajo como
menciona en su libro Manuel Ramón Pérez
“Santa María de Veruela en la Edad Moderna” en las páginas relativas
precisamente a los años de esa Guerra. De estos estudios de los lugares se
sacaron conclusiones de la espeluznante bajada poblacional que llegaba a cifras
difíciles de repetir.
En el único libro editado en Aragón que habla abiertamente
sobre la Guerra, pero que adolece de muchos datos, el de María Berta
Pérez, que viene a exponer lo mismo que ya exponen otros, sigue siendo el corta
y pega el siguiente: “...siguiera una disminución regular de la población de
Aragón es poco verosímil, al menos en la escala indicada en las cifras…” y
continúa “...hubo bajas, pero en esa evolución hay que contar más con la
emigración y la pobreza…”
Emigración, ¿adónde?, exiliados los hubo a América, pero
principalmente y por número, a Austria e
Italia (Milán, Nápoles y Sicilia). Pongo aquí algunos nombres relevantes:
Duque de Hijar y familia.
Conde de Sástago.
Marques de Coscojuela.
Conde de Cifuentes.
D. Antonio Sessé y Ara.
D. Bartolomé de Alagón.
D. Gregorio Antonio de la Hoz
D. Miguel Monge
D. Fabián Marco
Mosén Joseph Pallarés
Fray Joseph Hernando
Fray Jayme Pinaque
Fray Gerónimo Intanilla
Fray Andrés de Sarasu la Bañeta
Fray Miguel Hernando
D. Diego Phelipe Mondería con mujer y familia. (Prisión y desterrado)
D. Juan de Gran y Climente
Joseph Miguel Longa
D. Joseph Olcariz y Ferrer (Justicia Mayor) se halla con
cinco hijos.
Aquí dejamos las cifras de los censos de Aragón. Ahora pregúntense por qué no hay nada escrito al respecto desde Aragón.
Coeficiente de población: 4 (Cálculo aproximado igual para
todos los censos hasta el de 1722. Cualquier otro coeficiente no varía las
diferencias de porcentaje):
1700-1704: 500.031 habitantes.
Por los borbónicos, los que ganaron las Guerra. Son sus cifras:
1709: 370.096 habitantes.
1711: 359.324 habitantes
1713: 300.976 habitantes
1717: 193.100 habitantes
1722: 189.976 habitantes.
1776: 468.448 habitantes
1787: 614.070 habitantes
1800: 658.821 habitantes.
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