Por Víctor Longares Abaiz
Las
Cortes de Aragón eran una institución aragonesa que, junto con el Justicia
de Aragón, limitaban el poder real. Además de tener competencias
legislativas y atender los posibles agravios (greuges) que se le
presentasen, el rey estaba necesitaba su aprobación para aumentar los
impuestos, financiar las guerras, reclutar levas, obtener recursos para la
monarquía o realizar gastos extraordinarios.
Este
control del poder real no gustó a la Dinastía de Trastámara, que tuvo
problemas especialmente en Catalunya (1), ya que en los demás estados de la
Corona también funcionaba este sistema pactista. Los reyes Juan II y Fernando
II quisieran haber tenido más control y poder en Aragón. Precisamente por
eso, cuando Fernando II conquista Granada (1492), la incorpora
a la Corona de Castilla. Así, se libraba de otorgar a los granadinos los
privilegios que tenían los aragoneses, los catalanes o los valencianos. (2)
Los
monarcas Habsburgo heredan el conflicto creado por Fernando II, denominado
“Pleito del virrey extranjero”. El origen de este conflicto estaba en que no
podían nombrarse virreyes de Aragón a extranjeros, lo que suponía
enfrentamientos entre las Cortes y el Rey, cuando se nombraba a un catalán
(como Juan Ramón Folch, 1482) o a un castellano (Íñigo López de Mendoza, 1588).
Fernando II de Aragón, El Católico
FIN DE LA INDEPENDENCIA DE LAS CORTES DE ARAGÓN
Los
deseos de limitar las competencias de las Cortes de Aragón se materializan con Felipe
I de Aragón (II en Castilla), en las Cortes de Tarazona de 1592.
Había invadido Aragón con un ejército extranjero (castellano) y mandado
decapitar al Justicia de Aragón. En el contexto de una desorbitada presencia militar
castellana en Aragón y una dura represión a la población, que conllevó
asesinatos selectivos y confiscación de bienes (3), el monarca se presenta con
fuerza ante las Cortes, imponiendo una serie de reformas, que acababan con la
independencia y libertad de que habían gozado hasta entonces los aragoneses.
Así, consiguió que el rey pudiera destituir al Justicia por propia iniciativa,
que se le permitiera introducir oficiales reales y ejércitos extranjeros en
Aragón y que pudiera nombrar al virrey que le apeteciera, independientemente de
su origen.
Hasta
entonces, se habían convocado Cortes con cierta regularidad, con un intervalo
que, rara vez superaba los 8 años. Sin embargo, el rey había conseguido imponer
su voluntad y cada vez se demoraba más la convocatoria de las próximas Cortes,
pues los monarcas no se veían en la necesidad de someterse a la aprobación de
este parlamento. Así, después de las de Tarazona, Felipe I de Aragón no
volvió a convocar las Cortes de Aragón. Su hijo Felipe II de Aragón (III en
Castilla) no las convocó nunca en sus 23 años de reinado y Felipe III de
Aragón (IV en Castilla) postergó la convocatoria hasta 1626. Como podemos
ver, habían pasado 34 años desde las anteriores.
CORTES
DE BARBASTRO (1626)
Las
Cortes debían resolver muchos asuntos acumulados en esos 34 años. Sin embargo,
los intereses del monarca y de su valido, el Conde-Duque de Olivares eran bastante
ajenos a Aragón. Los Habsburgo estaban inmersos en la Guerra de los Treinta
Años (1618-1648) y en la Guerra de Independencia de los Países Bajos
(1566-1648). El Conde-Duque de Olivares pretendía que todos los “Reinos,
Estados y Señoríos” del rey contribuyesen con hombres y dinero a un
gran ejército imperial. Dado que debía aprobarse en Cortes, Felipe IV de
Castilla se vio en la obligación de convocarlas. Estas tuvieron lugar en
Barbastro, en 1626, aunque las sesiones concluirían en Calatayud. Una vez
comenzadas las sesiones, se quedó el Conde-Duque, porque el rey debía
ausentarse para inaugurar las Cortes Catalanas, ya que ningún estado se
escapaba de la avidez de tropas y dinero del monarca.
El
problema de competencias llevó a intervenir a la Real Audiencia y el Tribunal
de la Inquisición, ya que los aragoneses eran bastante reacios a esta
contribución fiscal y militar. Las Cortes se saldaron con el aumento de la
presión fiscal a los aragoneses y la obligatoriedad de formar un contingente de
2.000 soldados al servicio del rey. En el recuerdo de todos, aún estaban los
acontecimientos de 1591, en que Aragón se había enfrentado al rey y a la
Inquisición, con terribles consecuencias.
Solo
una vez más volvió a convocar Cortes este monarca. Fue en 1645 y con los mismos motivos, reclutar tropas y aumentar los impuestos. La guerra en este caso
era contra Catalunya.
Felipe III de Aragón (IV en Castilla)
LA
VISITA DEL CONDE-DUQUE A ARAGÓN
No
queremos finalizar el artículo sin comentar algún detalle de la visita que
realizó el Conde-Duque a Aragón, como consecuencia de su asistencia a
las Cortes de Barbastro. Nos fijaremos especialmente en uno que pone de
manifiesto tanto su amor al arte como a la propiedad ajena.
Antes
de regresar a Castilla, estuvo en Zaragoza y visitó la Cartuja de Aula Dei.
Al marchar, decidió llevarse gran parte de la biblioteca de este
monasterio. En 1671, toda la biblioteca del Conde-Duque, donde se encontraban
todos esos valiosos ejemplares expoliados en Zaragoza, se incorporó a la
biblioteca del Real Monasterio de El Escorial.
El Conde-Duque de Olivares
Ninguno
de esos valiosos libros ha regresado jamás a Aragón. Es importante destacar uno de
ellos, por su belleza, su valor y su importancia histórica y política. Se trata
del Notitia Dignitatum. Es un documento de la época del emperador
Teodosio (379-395) que detalla la organización administrativa de todo el
Imperio Romano, desde la propia corte imperial hasta el gobierno de las
provincias, así como importantes aspectos financieros y administrativos.
También incluye 300 emblemas de destacamentos militares del Bajo
Imperio. En los emblemas de este libro se inspirarón las casas reales y
nobiliarias de toda Europa (incluidas las ibéricas) para elaborar sus propios
escudos heráldicos. Se ha perdido el manuscrito original y tan solo se
conservan 22 en todo el mundo.
El valioso Notitia Dignitatum robado en Aragón, que la monarquía española nunca ha devuelto.
El
manuscrito aragonés, robado por el Conde-Duque, data de 1486 y
perteneció al historiador Jerónimo Zurita, pasando a su muerte a la
Cartuja de Aula Dei, en Zaragoza.
El insigne historiador aragonés Jerónimo Zurita.
El Notitia Dignitatum robado en Aragón, actualmente,
integra, junto con otros manuscritos, el Codex Matritensis. Esta
denominación común se utiliza para referirse a los códices más valiosos
conservados en Madrid.
No nos consta que ninguna institución civil o religiosa de Aragón reclame el
retorno a la patria de este patrimonio expoliado.
*****
(1)
Es
interesante recordar la Guerra Civil Catalana, que duró nada menos que 10 años
(1462-1472), pero eso daría para otro artículo.
(2)
La
historiografía española del siglo XIX se ocupó de presentar la conquista de
Granada como una aventura exclusivamente castellana, al mando de Isabel I de
Castilla, a pesar de estar comandada por Fernando y de la notable participación
aragonesa. Esto formaba parte de una interpretación ideológica de la Historia,
que pretendía rebajar el papel de Aragón y magnificar el de Castilla. Este
interesante tema, lo trataremos en otro Episodio.
(3)
Lo
explicamos en otro Episodio:
https://episodiosaragoneses.blogspot.com/2020/06/la-ocupacion-de-aragon-en-1591-y-sus.html
https://episodiosaragoneses.blogspot.com/2020/06/la-ocupacion-de-aragon-en-1591-y-sus.html
Muy, pero muy interesante la información. ¿Quién es el responsable del artículo?
ResponderEliminarEs un proyecto de Rasmia.
EliminarMuchas gracias. Puedes seguirnos en Telegram:
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@EpisodiosArago2
A ver si volverán reinos sea apellidos Aragón y posible recuperar brigada y banda territorio norte de Murcia, hasta sur de Francia. Y de todas Islas Baleares hasta franca Navarra, La Rioja, Castilla y León.
ResponderEliminarAdemas buena suerte.