Por Alberto Percal
Los reyes, a partir del
siglo XVI, fueron de Aragón en Aragón, ¿y reyes de España en Castilla? Al menos,
así lo representaron las leyendas en las monedas de curso legal en los siglos
XVI, XVII y principios del XVIII mientras duraron los mismos reyes para las dos
Coronas. Distinta visión y proyecto que la monarquía quiso construir y dejó
plasmada en las leyendas de las piezas monetarias.
La prelación que se
acordó en las Cortes de Tarragona del año 1319 marcaba cómo debía ser cada
nueva entronización del monarca respecto a los territorios de Aragón y
Cataluña. Primero iría a Cataluña a jurar sus Constituciones, después vendría a
Aragón a ser Coronado rey de Aragón en la Seo del Salvador en Zaragoza y,
después de juntar Cortes de Aragón para ser jurado, volvería a Cataluña para
juntar Cortes catalanas. En el juramento largo y solemne que se hacía en la Seo
de Zaragoza, juraba entre otras muchas obligaciones lo siguiente: “mantener incólume la moneda jaquesa de curso
en Aragón y otros lugares”. Esa moneda, desde el siglo XI, había sido
batida en las cecas aragonesas modificando la representación de figuras,
ornamentos, leyendas, … conformando una
normalidad comunicativa que terminó por transmitir la representación
territorial y patrimonial como era ser Rex Aragonum, rey de
Aragón.
Los historiadores han
pretendido dar una figuración imaginativa a lo que vamos a ver a continuación,
el inicio por Carlos I de la inscripción HISPANIARUM REGES SICILIAE,
en la primera moneda acuñada en Castilla, que rompe lo hasta ahora realizado en
la acuñación de la inscripción nominativa territorial castellana. Esa misma
interpretación subjetiva no la aplican a las de Aragón, donde siempre se
respetó, incluso desde Carlos I, el REX ARAGONUM, siendo los
mismos monarcas para ambos territorios. La devaluación de la moneda castellana
desde 1250 hasta 1500 había sido brutal y algunos argumentan que era la
principal moneda de comercio conocida en Europa, y de ahí el cambio iniciado
por Carlos I. Nosotros en Episodios aragoneses no pensamos lo
mismo. Vamos a dejar que el lector saque sus conclusiones.
Con Carlos I, primer rey
de la casa de Austria en Castilla y Aragón (y otros Estados), ya se empezó a
eliminar la antigua leyenda en las monedas castellanas, Rex Castell Rex
o Rex Castelle por la nueva de Rex Hispaniarum. En
cambio, en Aragón, se mantuvo la leyenda de Rex Aragonum / Aragonum Rex,
la misma que en siglos pasados (1). Se mantuvo hasta la eliminación por conquista
del Reino de Aragón con las últimas acuñaciones de tipología aragonesa de 1717.
Nunca hubo moneda acuñada aragonesa, como podremos ver, con la inscripción
territorial con leyenda igual a la castellana Rex Hispaniarum,
rey de España.
En las siguientes ilustraciones
vemos, en la de la derecha, la castellana con leyenda Hispaniarum Rex. En
la de la izquierda, la aragonesa con leyenda RXS: ARAGONUMV, Juana (Ioana) y Carlos (Karolvs). Y en
la tercera, una aragonesa de 1547. Además del señal real de Aragón y las cuatro
cabezas (Alcoraz) introducidas por estos monarcas, en anverso y reverso podemos
leer la leyenda REX ARAGONUM/REGNUM ARAGONUM, y los nombres, por
este orden, de Ioana et Karolus.
Vamos a volver unos 100
años atrás, a los primeros reyes extranjeros que tuvo Aragón, la dinastía de la
casa Trastámara, castellana. Ellos no modificaron la leyenda y mantuvieron la
misma, Reyes de Aragón. Al haber más territorios dentro de la
Corona, intentaron en vano modificar la tradición. Será con Alfonso V, cuando
este rey pretenda tal cambio en los croats catalanes: en 1426, los
síndicos de Barcelona pidieron autorización al rey para emitir croats de
plata, haciéndose cargo ellos de los gastos. El rey accedió, pero ordenó al
maestro de la ceca que hiciera la emisión colocando como leyenda, tras su
nombre, el título Rex Aragonum. Solo mantuvo la leyenda de Rex
ya que en Barcelona el rey acuñaba como Conde y el título aragonés no tenía
sustento jurídico. En 1430, hubo una nueva petición por parte del rey en una
emisión. Está vez, el maestro de la ceca accedió a poner Rex Aragonum.
Inmediatamente, el síndico alegó que este hecho atentaba contra los privilegios
de la ciudad y las Constituciones catalanas. El rey tuvo que aceptar y fue la
emisión retirada.
Como ya hemos citado con
la casa de Austria, al fracasar el enlace de la reina Germana de Foix con el rey
católico Fernando II de Aragón, que habría dado un rey diferente para cada
reino, la nueva dinastía extranjera en Aragón mantuvo las leyendas. En Castilla,
las modificaron por rey de España (las Españas), Hispaniarum Rex.
En Cataluña, con Carlos I compartía anverso y reverso las leyendas Reges
Aragonum y Comites Barchinonae. En Valencia/Mallorca con
las diversas inscripciones Rex Aragonum / Valencie / Maioricarum.
Felipe I de Aragón
tampoco varió nada aparentemente. De hecho, de su reinado no quedan monedas. Se
labraron muy pocas o son de dudosa autenticidad (2). Sí acuñó en Valencia o
Mallorca. La leyenda era la misma que sus antecesores Rex Aragonum /
Valencia / Maioricar. Y en
Castilla, reinó como Felipe II. En esta moneda de 1586, colocó la leyenda HISPANIARUM
(ET INDIARUM) REX, rey de España.
Pasaríamos a los reinados
de Felipe II, III, Carlos II y Felipe IV (V de Castila) como reyes de Aragón. Aquí
podemos ver algunos ejemplos, de 1611 y 1707, donde figura (ARAGONUM REX)
rey de Aragón.
A continuación, vamos a
ver algunas de las emitidas en Castilla. Son de Felipe IV (III en Aragón) 1660
y de Carlos II 1685, con la continua inscripción de HISPANIARUM REX,
reyes de España. Se distingue el escudo castellanoleonés ¿España es Castilla? Se
puede ver esto mismo en las del siglo XIX con Isabel II de 1868. En la tercera ilustración vemos el escudo de España (léase Castilla) y la leyenda reina
de las Españas:
Será a partir de 1718-1720,
con la imposición de los Decretos de Nueva Planta, cuando la última moneda
acuñada en la ceca de Zaragoza termine una historia que comenzó en el siglo XI en
Jaca (Sancho Ramírez). El tipo de acuñación ya será castellano con la leyenda Hispaniarum
Rex. Entonces, ya era Aragón un territorio conquistado, ¿acaso no se
aplicó la inscripción que plasmó Carlos I de cambiar Castilla por España? Como
hemos podido ver en las diversas monedas y leyendas que ahora al lector no le
pasarán desapercibidas, la acuñación de moneda es un signo de soberanía y sus
leyendas marcan el ámbito circunscrito del monarca. La que tuvo Aragón y su
Corona con una idea territorial y patrimonial es contrapuesta a la castellana o
española según hemos probado. Entre 1720 y 1730 no se conoce labra de moneda. Será
este año cuando se cierre definitivamente la Ceca de Zaragoza. El edificio ya
no existe, pero de esto hablaremos en otro episodio.
Cuatro maravedís de 1719, con la leyenda Hispan Rex, acuñada en Zaragoza.
En esta última moneda de
1719, se distingue, en el anverso, HISPAN REX y el escudo con el castillo
y el león, las flores de lis de la nueva dinastía Borbón y, como valor
monetario, el maravedí castellano. De nuevo una dinastía extranjera. Así
terminó Aragón incorporado, tras una guerra cruenta, a la empresa
castellano-española, completando el territorio que siempre anhelaron y
perdiendo, de la Corona de Aragón, Cerdeña, Sicilia y Nápoles.
(1)
No han llegado a nuestros días
acuñaciones de Ramiro I. Sí de uno de sus hermanos, García III de Pamplona.
También se conoce de un dinero con las leyendas GARCIA.REX y ARAGON
(1035-1054).
(2)
A pesar de parecer muy extraña esta
circunstancia, lo cierto es que, en un acto de Cortes de 1576, se acordó la
acuñación de 2000 doblones. Solo queda una moneda y está en Francia. Sería una
excepción, con la leyenda PHILIPPVS. HISPANIARUM. REX alternada
con ARAGONUM REX. Dada la rareza, no es de extrañar que se emitiera tan
poca y también se dude de la autenticidad, lo mismo que con la emisión de 1556.
Esta sí, con la tipología aragonesa REX ARAGONUM, con el ordinal (II) en
vez del (I). Trataremos este asunto en otro episodio, incidiendo en las
circunstancias políticas y económicas por las que atravesaron los Austrias,
para entender mejor la falta de piezas y las falsificaciones.
NOTA. La moneda aragonesa
siguió circulando varios años después de 1720, lo mismo para las de Cataluña y
Valencia, de esta circulación hay documentación suficiente para demostrar que
llegó hasta finales de siglo mezclada con la castellana, y las contabilidades
se siguieron llevando en las monedas de cuenta del sistema aragonés hasta bien
entrado el siglo XIX.
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